Todo viaje se enmarca en un contexto, una serie de circunstancias que te dan el empujón para dar el salto y elegir el destino. El contexto que a mi me rodeaba por entonces era el fallecimiento de mi aita un par de meses antes. Una vez solucioné todo lo que conlleva esta situación, elegí un destino que siempre me había llamado la atención, Senegal. Cuando te da por hablar con los cientos de vendedores de cds, y les preguntas a ver de donde son, una abrumadora mayoría te dirán que de Senegal. Este es el primer viaje que hice en plan aventura, porque ya había estado en muchos países de Europa, y en República dominicana, pero este era el principio de la aventura, el pinchazo que mi cuerpo necesitaba para volverme loco por la aventura de viajar, que junto con mi familia y mi Athletic, son mi gran pasión.

Al ser mi primer viaje a la aventura, apenas lo preparé, me lancé a la aventura. Me dio igual lo de vacunarme, que no supiera nada del idioma de allí, el francés, solo me importaba desconectar de la etapa triste de mi vida que estaba viviendo.

Así que reservé el vuelo, madrid-dakar en viajes iberia, volando con Air Europa por 294 euros. La mañana antes del vuelo mi ama me compro también un disipador de mosquitos por 10 euros en la tienda de Panama jack y un reloj deportivo acuático.

El día 17 había bajado con la familia y el 18 a media tarde me acercaron Andrés y ama al aeropuerto de Madrid-Barajas, facturé, embarqué y cuando el avión iba a despegar, la primera en la frente. Un problema en una válvula hizo que el avión saldría media hora tarde, sobre las 20 horas.

Nada mas cogió el avión altura, nos dieron de cenar, estuve escuchando música un rato y sobre las 22:30 (en Senegal tienen dos horas menos que en Euskadi), aterrizamos en el aeropuerto Leopoldo sedar de Dakar.

Recogí la maleta y aquí viene un timo. Unos empleados, perfectamente identificados, te piden 20 euros por evitarte el control policial, saliendo directamente del aeropuerto, yo pague la novatada y pagué pero por lo menos algo de tiempo si que me ahorré.

Cogí un taxi y en una mezcla de ingles y francés, le pedí que me llevase a un hotel cercano. Por 500 cfas (1 euro=655 cefas), me llevó al hotel Les Mamelles. Muy buena elección, un sitio limpio, los del hotel muy majos y por 15.000 cefas por dos noches, me pareció un precio muy razonable.

Nada más llegar, escuché hablar castellano y resultó que había una chica catalana, una de Bilbao, Toscana y una alemana, Judith que también sabía castellano, así que tomé una cervecita con ellas y me fuí a dormir.

Me levanté a las 9 y desayuné algo. Más tarde sobre las 10 se levantaron las chicas y cogimos un taxi por 600 cefas (1 euro) hacia el puerto de Dakar.

Allí cogimos los tickets para ir a la isla de Goré por 5000 cefas y esperamos a que saliera el barco.

Me parecieron curiosas dos cosas en el puerto. Había una tienda de recuerdos que decía en francés “por que estos maravillosos precios... Tan solo tenemos unos minutos para convenceros” y la segunda, un senegalés al escucharnos hablar castellano, vino donde nosotros y con un perfecto acento nos dijo “estoy practicando castellano para poder ir a vuestro país, podría hablar un rato con vosotros? “ increíble lo bien que hablaba¡¡

Cogimos el barco y en unos 10 minutillos llegamos a la isla de Goré, conocida como la isla de los esclavos, porque en los siglos XVI y XVII los barcos arribaban aquí para esclavizar a las personas, camino de América. Es muy triste pensar en lo repudiable de esta situación. Uno se siente impotente de no poder echar para atrás y cambiar la historia cuando visita la pintoresca Casa de los esclavos..

La isla en si tiene un aroma muy especial desde que llegas al puerto. Casas muy coloridas, playas de arena blanca, puestos de venta ambulante por todos los rincones donde se pueden adquirir cualquier producto artesanal, zonas de palmeras, de acantilados... La verdad es que me encantó.

Estuvimos unas 3 horas callejeando y cogimos el barquito hacia tierra firme.

Una vez llegamos, decidimos ir a cenar a la zona de N`gore. Muy buena elección. Tomamos un arrocito, ensaladas y dorada a la plancha, acompañado de un kalimotxo¡¡

Ese atardecer en el punto mas occidental del África continental ha quedado marcado en mi retina para siempre. Tonos naranjas que poco a poco se van desvaneciendo mientras el astro rey se esconde por el occidente...

De ahí fuimos hacia el hotel, ya que Toscana esa noche se volvía a euskadi y más tarde estuvimos tomando algo Judith y yo en un pub cerca del hotel. Y a las 11 a dormir.

Por la mañana me desperté, desayuné, me despedí de la gente maravillosa del hotel y cogí un taxi por 700 cefas hacia la estación de autobús. Allí cogí un minibus para Saly.

Me apetecía un par de días de playita y relax y que mejor que esta zona turística del país. En un primer momento pensé en visitar la cercana reserva natural de Bandia, pero preferí ir directo a la playita.

Una de las cosas mas curiosas que vi, fue que en un viaje de 1 hora, pararon al autobús 3 veces y mientras el autobusero enseñaba los papeles, venía la gente a venderte fruta, frutos secos, collares...esto se repitió durante todo el viaje.

Sobre la 1 del medio día llegué a Saly y había hambre así que me metí en un chiringuito a comer algo. Lo mismo que la noche anterior, dorada y arroz, pero regada con agua. Todo 500 cefas.

Después de comer fui a buscar un sitio donde dormir un par de noches y después de negociar, un señor de allí me llevo a un sitio que me encantó. Era una casa en segunda linea de playa con una cama grande, un baño amplio y precioso y por 500 cfas la noche¡¡

Descansé un rato, con la mosquitera de la cama puesta y el disipador de mosquitos a todo trapo, llamé a mi ama, que era su cumpleaños y me fui a dar un baño. Como la casa estaba junto a la playa privada de un hotel, aproveché que estaba perfectamente cuidada y limpia para darme un baño allí. Una hora estuve a remojo. Me sequé y fui a dar un paseo por la playa.

Recuerdo la playa, con muchos chavales jugando al fútbol, llena de barquitos de pescadores. Fue otro anochecer precioso. Compre unos zumos y fruta y fui a descansar.

A la mañana me desperté y fui a desayunar algo y a la playa. Comí algo de fruta y seguí en la playa. Fui a dar una vuelta y estuve hablando con unos chicos muy majos que estaban jugando al fútbol y me convencieron para que jugaría con ellos.... ¡que error¡ como corrían, como luchaban... A los 10 minutos estaba que no podía ni con los huevos. Me despedí de ellos y fui a darme otro bañito.

Después de salir del agua y secarme fui a tomar una cervecita. Allí conocí unos chavales y estuve hablando con ellos e incluso probé la mariwana de Senegal. No me gusto, para mi gusto demasiado seca y me fui a dormir.

Me desperté a las 9 y desayuné unos plátanos y unas galletas y fui a la parada de autobuses. No sabia muy bien hacia donde tirar, si ir hacia el interior, a Kedougu o Tambacounda o bien hacia Kaolack y de alli para Gambia. Me incliné por la segunda opción.

Por 1000 cefas cogí el autobús hacia Kaolack... Otra vez igual..2 horas de viaje y 4 controles. Son peor que la ertzaintza¡¡¡

Poco antes de llegar a Kaolack, vi una mezquita blanca y azul con unas torres preciosas a los lados y decidí visitarla al día siguiente.

Una vez llegue a la estación, fui a buscar un hotel y tuve mucha suerte. El hotel se llamaba Arc en ciel y el nombre le venía como anillo al dedo. Fueron 18.600 cfas (28 euros) por la noche y fue increíble. Era de estilo árabe, con televisión por cable, un servicio de lujo. Anda que no disfrute¡¡ solo salí del hotel para dar un paseo por el mercado del pueblo, picar algo y de nuevo para el hotel. Quería relax y lo conseguí.

Me desperté sobre las 9 y como había pensado el día anterior, fui a ver la mezquita de la entrada de la ciudad. Me encantó, no era gran cosa, pero las torres eran tan rectas, y la fachada imponente.

De ahí fui a la estación de autobuses, pensando que dada la cercania con Gambia, habría una conexión directa con Banjul, la capital. Pues no, así que me busque la vida.

De vuelta al centro de la ciudad, vi a un señor, extremadamente delgado, desnudo.. Me hizo reflexionar mucho. Desde entonces siempre que viaje llevo ropa de sobra para poder regalar en estos casos.

Una vez en el pueblo, negocie con un chico para que me llevase hasta la frontera. 5000 cefas. Echó gasolina sin parar el motor... Después lo he visto eso muchas veces, pero la primera vez me impresionó¡¡

En media hora llegamos a la frontera de Senegal y Gambia, me despedí del chico, me metí en el puesto fronterizo de Senegal para que me sellaran la salida, pasé la frontera y entré en el puesto de Gambia. Y allí llego la parte divertida del día.

Yo iba con la camisa del Athletic y mientras la chica me pidió el pasaporte y escribía mis datos, el chico me preguntaba por mi equipo, por la liga del estado español, por la afición... Empezamos hablar de fútbol y la chica de la frontera a los dos minutos se durmió¡¡¡¡ jajjajaa

Una vez dejamos de hablar de fútbol, me dijo que para entrar a Gambia es necesaria la tarjeta amarilla sanitaria, con la vacuna de la fiebre amarilla obligatoria, pero que daba igual, que pasaría. Me despedí de ellos y cogí un taxi hasta el rio Gambia. Ya solo me quedaba cruzar los 12 kms de la desembocadura del rio para llegar a la capital, Banjul.

Como tenía que esperar un rato, decidí picar algo. Entré en un chiringuito y disfrute de un arroz con pescado y una coca cola. La coca cola me costó el doble que el arroz... Y entre las dos cosas.. 70 dalasis.. Menos de 2 euros. 1 euro=37 dalasis.

A la media hora, cogi el barco y mientras me acercaba al puerto de Banjul, conocí a Jeff, un chico muy majo que me ayudó mucho en mi estancia en el país. Al parecer, como hobbie hacía de ruta turístico y una vez llegamos a Banjul me ayudo a buscar hotel.

El hotel se llamaba Carlton hotel y esta en independence street, justo al lado de arc of the independence, y me costo 1200 dalasis (31 euros por dos noches).

Quede con Jeff para el día siguiente ir a visitar la ciudad y llego el momento mas maravilloso del día. Estuve tomando una fanta de naranja en billy´s bar, junto al arc of independence mientras se ponía el sol. Que maravilla¡¡

Según estaba tomando la fanta, en una mesa cercana escuché hablar castellano a unas chicas y fui a hablar con ellas. Resultaron ser unas chicas muy majas de Madrid, Lorena, Noemi y Rosa. Estuvimos hablando un buen rato sobre la experiencia de viajar por Gambia, dimos un paseo por el centro de la ciudad y sobre las 10 me fui al hotel a descansar.

Me desperté sobre las 9 y nada mas salir del hotel estaba Jeff esperándome. Cogimos independence street y la primera parada fue en la mezquita del rey fajad. Construida en 1988 sustituyendo a la vieja mezquita.

Continuamos por la misma calle y llegamos al museo nacional. En el se pueden apreciar todo lo relativo a la vida de la gente de Gambia, restos arqueológicos...etc. A continuación, visitamos la catedral cristiana. No es nada del otro mundo, pero su estilo recuerda mucho a las iglesias modernas de Europa de estilo anglicano.

Más adelante llegamos a una plaza donde había una figura muy divertida de un elefantito. Aproveché para comprar en una tienda pasta de dientes y desodorante. Allí estos productos son considerados de lujo y tienen un precio astronómico en comparación con las demás cosas.

Desde esta plaza, giramos a la izquierda y llegamos al albert market. 6 años después del viaje aun recuerdo el olor a pescado seco, recuerdo a las mujeres tejiendo y la cantidad de puestos aglutinados a la orilla del rio que da sentido a este país, Gambia. Me compré dos figuras de madera para mi ama y su marido y cogimos un taxi para ir a la zona turística de Banjul.

En esta zona de la ciudad, visitamos el kachillally cocodrile museum. Es un museo dedicado a los cocodrilos, donde hay huesos, colmillos, pieles expuestas y lo mas divertido, una charca donde viven, comen y salen a tomar el sol. La entrada cuesta 50 dalaxis (1,5 euros) y merece la pena. Incluso te puedes hacer una foto con ellos, y comprar dientes de estos amistosos animales¡¡¡

De ahí pasamos al jardín botánico, donde destaca la gran variedad de vegetación y animales y los enormes baobabs. Dimos un paseo por la zona de los complejos hoteleros y fuimos a comer. Un poco de arroz y carne de pollo.

Después de comer cogimos un taxi para ir al hotel, le di una propina de 500 dalaxis y fui a visitar el arc of independence. El arco, de 35 metros de altura, fue inaugurado el 22 de julio de 1996 en el segundo aniversario del golpe de estado que supuso el inicio de la segunda república. Se puede acceder por 50 dalaxis. Me tome algo, me conecte un rato a internet y me fui a dormir.

A la mañana siguiente nada mas que desperté baje a la recepción a preguntar como llegar a Ziginchor, ultima ciudad de Senegal antes de entrar en Guinea bissau.

Me explicaron que había que ir en taxi-bus hasta la cercana ciudad de Brikama y de ahí coger un autobús hasta Ziginchor por unos 5000 cefas (8 euros). Dicho y hecho, seguí las instrucciones de Modoy (el chico del hotel) e inicie el viaje.

Después de unas 2 horas de viaje, cambiar de bus en Bricama, que me sellaran el pasaporte para salir de Gambia y entrar en Senegal, el autobús llegó a Ziginchor.

Lo que mas sorprende de Ziginchor es su rio, el Casamance. Si cierro los ojos todavía puedo recordar las embarcaciones destartaladas a la orilla del rio, sus pintorescas embarcaciones, o la gente paseando a su orilla.

Nada mas llegar a la estación un chico me preguntó si necesitaba alojamiento y le dije que si. Me llevó a un hostal muy acogedor a las afueras de la ciudad. No pude tomar una decisión mejor. Por 6500 cefas (10 euros la noche) disfruté de una habitación aceptable y muy buen ambiente. Nada mas llegar, deje las cosas en la habitación y me fui a tomar algo al bar de la residencia.

Allí conocí al camarero, Bruno y a sus amigos. Empecé a hablar con ellos y me ofrecieron té africano. Muy rico y muy fuerte. Bastante agrio.

Más tarde apareció Willy, un lugareño que vivía en Zurich, pero había pasado mucho tiempo en la zona de levante y pude hablar en castellano con él. A la hora de cenar me llevó a un comedor familiar, que había a 5 minutos de la residencia. Cenamos arroz, pollo y pan de pita, tomamos algo y volvimos a la residencia.

Me levante sobre las 9 de la mañana y fui a desayunar algo. Después de coger fuerzas fui a dar una vuelta por el pueblo. Ziginchor no tiene muchos lugares turísticos, pero tiene una esencia que te hace estar muy a gusto. Di una vuelta por la plaza del mercado, pasé junto a la mezquita y di un paseo junto al rio Casamance. Hay un parque dedicado a los naufragados en un barco en 2002 junto a la cámara de comercio.

Hice buenas migas con unos chavalillos que jugaban al futbolín, como en muchos sitios de esta zona de África, cogí algo para picar y me fui al hotel.

Después de descansar, fui al bar de la resi, y como el dia anterior Bruno y sus amigos me habían invitado a té, decidí darles una sorpresa. Fui dando un paseo hasta la gasolinera, compré una botella de vino, coca cola y unas magdalenas y les invite a unos buenos kalimotxos. Como les gusto¡¡ más tarde apareció willy y un colega suyo que también sabÍa castellano.

Charlamos un rato y más tarde Bruno me dijo que tenía una hermana, que si quería pasar la noche con ella. Le dije que no. Luego hablando con Willy y su amigo, les pregunté, que ellos al vivir en Europa, si no les decían a la gente de allí, que el hecho de tener medidas de higiene con la comida, les evitaría problemas. Los dos me contestaron lo mismo, “no hacen caso, esto es África, amigo”.

Después de un buen rato de tertulia, fui a descansar para el día tan largo que me esperaba al día siguiente, ir en autobús del tirón hasta Dakar.

Nada mas levantarme, me despedí de la gente de la residencia y fui a la estación. A los 20 minutos salía un autobús hacia Dakar, así que cogí un billete por unos 1000 cfas, dejé la mochila en el maletero y para el autobús.

Nada mas arrancar el autobús, empecé a hablar con el chico que iba al lado, Jose, era de Guinea bissau, cuya frontera se encuentra a tan solo 8 kms de Ziginchor. Así que como hablaba portugués nos entendimos perfectamente. El viaje duro todo el día.

Llegamos a la frontera con Gambia, me sellaron para salir de Senegal y luego para entrar en Gambia... Luego esperamos a que se llenara el transbordador para cruzar el rio Gambia, comiendo una especie de kebap que hacia una señora a la orilla de este gran rio. Cruzamos el rio, nos montamos en el autobús y a seguir el camino.

Destacar que en la época en la que estuve era ramadam, y el conductor estuvo sin comer ni beber hasta las 20:30 que se puso el sol¡¡

Una vez en Dakar, me despedí de Jose y cogí un taxi hacia el hotel les mamelles del primer día. Estuve un rato hablando con el del hotel y me fui a dormir.

Me levante y fui a buscar un taxi. El lago rosa es mundialmente conocido por ser hasta 2008, el punto final del paris-dakar. Esta a 35 kms al norte de la capital senegalesa. Por 500 cefas el taxista me llevo hasta allí.

Nada más llegar, te sorprende más que la tonalidad rosacea, la actividad frenética que hay junto al lago. Los hombres faenando en los barcos en busca de las placas de sal y mientras las mujeres las almacenan en la orilla.

Empecé a darle la vuelta a sus mas de 3 kms de perímetro, y cuando me acerqué al mar, en su lado norte, llego uno de los momentos en el que más disfruté del viaje y casi de mi vida. Estaba sudando por la alta temperatura y la zona tan seca en la que estaba, así que me desnudé y me fui a bañar. ¡¡que maravilla¡¡ estuve 1 hora, solo en el mar, calmado, con una playa inmaculada e infinita y toda para mi. El agua era cálida y las pocas olas que había, te empujaban hacia la orilla.

Después de este maravilloso bañito, empezó la parte dura. Apenas me quedaba agua y tuve que atravesar 2 kms de dunas hasta que llegué a la zona sur del lago, donde había un bar. ¡¡me bebí botella y media de agua de litro y medio del tirón¡¡

Una vez recuperado el liquido, negocié con unos chicos y por 600 cefas me acercaron al hotel. Estaba tan cansado que me fui a dormir al instante. Fue un día duro, pero dar la vuelta al lago rosa y el baño en esa playa paradisíaca, fue de las mejores aventuras que he vivido.

Y como todo viaje, llego el día final. Día de relax total. Salí del hotel y fui a dar una vuelta por el mercado. Una de las cosas tradicionales para comprar es el djembe, que son esos tambores que se tocan con las manos. Así que negocie y me llevé uno por 5000 cefas (8 euros). De aquí fui a pasar la tarde a N´gore, ya que esta muy cerca del aeropuerto Leopoldo sedar de Dakar.

Lo pasé como un enano. Entré en una taberna irlandesa, llamada kattia y tome unas cervecitas y comí una hamburguesa. Estuve viendo un partidazo del mundial de rugby entre Francia y los all blacks. Hice buenas migas con la camarera que era un encanto.

Después del partido, me tome un par de cervecitas más y fui al aeropuerto. Que curioso que me encontré otra vez con los timadores de los 20 euros, los que te llevan la maleta sin pasar el control, y les dije... ¡¡y una mierda¡¡ así que facturé, estuve un rato en el cyber y a las 23:30 embarqué y sobre las 00:00 salió el avión para Madrid.

Bueno. El vuelo se desarrolló con total normalidad, nos dieron de cenar y sobre las 6 llegamos a Madrid, donde mi ama y Andrés me esperaban para llevarme a casa. Que risas mi ama con el djembe¡¡

África es un continente maravilloso aun por descubrir. Sus contrastes y sus gentes hacen que todo te sorprenda de principio a fin.

En Senegal te sorprenderán sus cosas buenas, la bondad de las personas, su vegetación, sus ríos, el colorido de sus calles y sus cosas malas, la higiene, las infraestructuras o sus transportes.

Cuando realicé el viaje, se celebraba el ramadam, y a las 10 de la mañana, los obreros ante la imposibilidad de beber, resistían tumbados a la sombra. No se puede aceptar que en un país en vías de desarrollo, un país prácticamente se pare por motivos religiosos. Hablando con la gente, te das cuenta de que son muy conservadores porque la mayoría no quieren aspirar a una vida mejor, a base de esfuerzo y sacrificio, y así es muy difícil progresar. De Senegal me quedo con la isla de Gore.

Respecto a Gambia, siendo bastante parecido al país que le rodea, parece que las cosas funcionan mejor. Diría que el nivel de vida es superior. Quizás el hecho de que el país esté entorno a un rio y rodeado de selvas, dificulta la prosperidad del país.

De Gambia me quedo con sus exóticas playas y la naturaleza del país. Me encantó la sensación de tocar un cocodrilo vivo en el parque. Un consejo. Vivid África sin prejuicios y disfrutar de un continente maravilloso con gente encantadora¡